12 oct 2010

SI ACASO TEATRO PRESENTA

“Somos inocentes pero responsables. Inocentes ante un Dios inexistente, responsables ante nosotros mismos y nuestro prójimo.”

Acreedores es una tragicomedia en la que el poder de la palabra se concreta en virtuosos diálogos que conforman una situación desarrollada hasta el límite de sus posibilidades y consecuencias. Sin embargo, la desnudez con la que Strindberg presenta dicha situación resulta extraordinaria. Esa desnudez, lejos de ser un recurso formal más, parece hablarnos de la desnudez misma. La desnudez del alma humana. A nuestro entender, ese pundonor para desposeer al teatro, y al ser humano, de lo que no es puro conflicto, de lo que no es atroz sinceridad, va más allá de la filigrana técnica. Es un augurio de la crudeza y la objetividad que los tiempos futuros impondrán al alma humana. Y es por eso, que hoy en día, su planteamiento descarnado, nos resulta inquietantemente afín.

De fantasmas (y vampiros)

Acreedores es una obra que ejerce una hipnótica atracción. Las numerosas capas que la conforman, y los diferentes niveles de interpretación que posibilita, hacen de ella un gran misterio. Hemos considerado esta rara característica de la obra como la piedra angular del proyecto, edificando sobre ella nuestra propuesta. Un iceberg sólo nos permite ver la novena parte de su tamaño total, estando el resto sumergido. La comparación entre la mole flotante y la mente humana, es ya un clásico de nuestra cultura, pero se atiene muy bien a nuestra idea de la obra y a nuestra intención sobre el escenario. Una gélida mole flotante que oculta, sumergida, su parte principal. Las concomitancias entre el sustrato de la obra dramática del autor sueco y las posteriores investigaciones de Freud y Jung son patentes: La existencia e importancia del inconsciente, la materialización orgánica de los conflictos psicológicos, la idea de sincronicidad, los complejos, o la existencia de fantasmas que nos obsesionan dentro de nuestra psique, son sólo algunas de dichas analogías. Analogías, que nos han ayudado a comprender, o al menos vislumbrar, la parte sumergida del iceberg.

En nuestra propuesta, la obra habla de la degradación del individuo en el marco de las relaciones interpersonales. El maltrato psicológico se convierte en violencia doméstica dentro del marco de las relaciones conyugales. Los personajes, desgarradamente modernos en su confusión, desarrollan una agresividad ciega, una inconmensurable crueldad que nace de su inseguridad y de su sentimiento de abandono. ¿Cómo es posible que dos personas que comparten, o han compartido, cierta intimidad sean capaces de relacionarse con tanta inquina, tanta desconfianza, tanta ferocidad? En Acreedores, como el propio título sugiere, las relaciones personales se tratan con la desalmada objetividad de la contabilidad, los personajes se esfuerzan por demostrar quién debe a quién y cuánto, en un siniestro debe y haber sentimental. Son tres vampiros luchando por demostrar quién ha chupado más sangre a quién.

Esa descarnada desnudez en el tratamiento de los afectos es a finales del siglo XIX tan sólo un germen de lo que nos esperará a partir del XX: El fantasma de la Revolución Industrial (hoy en día tecnológica) y la consecuente mecanización de todos los aspectos de la vida, incluida la deshumanización de los sentimientos. De una manera descarnada, inhumana, nos hemos convertido en máquinas destinadas a producir. Pero también, como máquinas complejas que somos, a querer, hacer el amor, odiar, y hasta asesinar… Es nuestra intención descubrir al menos un trocito de ese gigantesco y gélido iceberg que permanece oculto en ocho de sus nueve partes, y que sea de su agrado.


Sipnosis

Un extraño, del que al principio sólo sabemos que se llama Gustavo, se presenta en el balneario en el que Tecla, su ex mujer, pasa unos días con Adolfo, su actual marido. Aprovechando la ausencia de Tecla, Gustavo mina, sutil pero efectivamente, la confianza que Adolfo tiene en su matrimonio. Gustavo juega con ventaja. Adolfo no sabe que aquel al que considera su mejor amigo, no es sino el antiguo marido de su mujer. Cuando Tecla está a punto de llegar, Gustavo se marcha para, a escondidas, observar los estertores de la relación entre Adolfo y Tecla. Finalmente, y tras la marcha de Adolfo, Gustavo reaparece para, consumar su venganza. Tras un soterrado duelo con su ex mujer, la trama culmina con un crimen perfecto: un asesinato psicológico a plena luz del día, en el que el asesino, ni deja huella ni se mancha las manos con la sangre de la víctima.

El autor 

Johan August Strindberg, (1849-1912)

 Considerado como uno de los escritores más importantes de Suecia y reconocido a nivel internacional, principalmente, por sus obras de teatro; se le considera el renovador del teatro sueco y precursor o antecedente del teatro de la crueldad o teatro del absurdo. Su carrera literaria comienza a los veinte años de edad y su extensa y polifacética producción ha sido recogida en más de setenta volúmenes que incluyen todos los géneros literarios. También se interesó por la fotografía y la pintura y en una etapa de su vida le obsesionó la alquimia. De personalidad esquizofrénica, durante la mayor parte de su vida se sintió acosado y perseguido. Esta peculiaridad dotó a su obra de una especial fuerza y dramatismo. Sintiéndose atacado y perseguido por el movimiento feminista, su feminismo de juventud pronto se transformó en misoginia. Strindberg estuvo casado con tres mujeres (Siri Von Essen, Frieda Uhl y Harriet Bosse, en orden cronológico) y tuvo hijos con todas ellas — fueron tres experiencias matrimoniales desastrosas. Protagonizó fuertes polémicas éticas y políticas. A su muerte fue reconocido como un ídolo nacional.
Strindberg cuenta con una extensa producción en todos los géneros literarios, pero su reconocimiento internacional lo alcanza, especialmente, con sus obras de teatro. En una primera etapa naturalista renueva el teatro sueco.  De su teatro naturalista nos queda su primera época El padre, la señorita Julia y Acreedores.